El proyecto de Búsqueda de Planetas de Área Amplia (WASP) del Reino Unido, en conjunto con el Observatorio de Ginebra, descubrieron un planeta cuya órbita también va en sentido contrario a la rotación de su estrella.
El planeta denominado WASP-17 y su estrella se encuentran ubicados a 1.000 años luz de distancia y, según Sara Seager (astrofísico del MIT), sería uno de los planetas más extraños de los que se tengan conocimiento.
Para que se forme una estrella se necesita que una nube de gas y polvo colapse. Su movimiento se va intensificando en la medida que se va condensando, lo que a su vez determina la dirección en que gira.
Los planetas se desarrollan a partir de los restos -por lo general masa de gas y polvo en forma de disco- que giran alrededor de la estrella recién formada; por lo que la dirección con que se mueve este material (que es la misma en que rota la estrella), se convierte en la dirección de la órbita del planeta.
Los científicos piensan que en el caso de WASP-17 probablemente existió algún tipo de encuentro cercano con un planeta de mayor tamaño, provocando que la interacción gravitatoria entre ambos lanzara al planeta menor con una órbita contraria a la de su estrella.
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