Circulaba ebrio, con una tasa de alcohol de 0,43, a 70 km/h y obligando al resto de los conductores a modificar bruscamente su trayectoria para no estrellarse contra él. Aun así, el kamikaze provocó dos accidentes leves.
Los agentes recibieron cientos de llamadas de emergencia advirtiendo del conductor temerario. Tras su detención, el conductor se negó a declarar ante los agentes, pero lo hizo después ante el juez, que ha dictado prisión preventiva y la retirar del carné de conducir.
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