En fantasías y en películas de ciencia ficción se ha soñado con plantas carnívoras capaces de comerse a un ser humano, pero la verdad es que en general las plantas carnívoras son más bien insectívoras e inofensivas, ¿o no? Sería interesante que en alguna jungla lejana hubiera ese tipo de plantas gigantes. Quizás aún hoy día albergamos la esperanza de encontrarla.
Las plantas carnívoras aparecieron al menos en seis ocasiones distintas en la historia evolutiva. Hay muchas especies. Para atrapar insectos algunas tienen superficies pegajosas, o tienen trampas móviles como la Venus y podríamos decir que practican una caza activa. Otras practican una caza más bien pasiva como las plantas jarro, que simplemente se aprovechan de los insectos que caen en sus odres. Pero cuanto mayor sea el jarro más fácil que caiga algo más grande que un insecto.
Recientemente Stewart McPherson del Red Fern Natural History Productions, Alastair Robinson de University of Cambridge y Volker Heinrich descubrieron una planta carnívora con un tamaño de jarro muy grande. Además vieron otras especies también interesantes, como un helecho rosa o un hongo azul.
La planta carnívora gigante, que según algunos produce los jarros más bellos y voluminosos conocidos, sería capaz, por su tamaño, de digerir una rata, aunque este evento no ha sido registrado. El jarro de esta planta suele tener un volumen de 1,5 litros, aunque los hay que exceden los 2 litros. La planta en sí mide entre 0,8 y 1,8 metros de altura.
El jarro está abierto a los elementos y está lleno de líquido. El fluido interior es viscoso en los jarros inferiores y más aguado en los superiores. En éstos últimos incluso hay una microfauna, un microcosmos compuesto principalmente por larvas de mosquitos que viven en ellos. Se supone que las plantas se aprovechan de los detritus producidos por estos insectos.
Se ha denominado a esta planta Nepenthes attenboroughii en honor de David Attenborough, el famoso presentador británico de documentales. Su estructura recuerda a la Nepenthes rajah de Borneo, con la que probablemente está emparentada.
La expedición, de dos meses de duración, que permitió estos descubrimientos se realizó en el Monte Victoria en Palawan central (Filipinas), un pico montañoso raramente visitado. La existencia de estas plantas se conoció gracias a dos misioneros cristianos que en 2000 pretendían escalar esta montaña. Debido a su baja preparación estuvieron perdidos trece días hasta que fueron rescatados. Después de la aventura contaron que habían visto plantas carnívoras de gran tamaño. Esto hizo que los investigadores antes mencionados, y expertos en plantas jarro, iniciaran una expedición para encontrarlas en 2007.
Según se acercaban a la cumbre descubrieron una especie de helecho de color rosa y hongos de color azul, especies que eran desconocidas. A una altura de 1600 metros sobre el nivel del mar, descubrieron súbitamente el primer ejemplar planta carnívora gigante. Después encontraron varios ejemplares, pero también comprobaron que es una planta poco frecuente.
Según McPherson esta carnívora es de las más grandes y sus trampas espectaculares no sólo podrían atrapar insectos, sino roedores tan grandes como una rata.
Los expedicionarios encontraron además la planta jarro Nepenthes deaniana que no había sido vista en su ambiente natural en 100 años. El último ejemplar conocido desapareció en 1945 en un herbario debido a un incendio.
La moraleja de esta historia es que estas plantas se han conservado simplemente porque el hábitat donde viven es un lugar remoto al que llegan pocos humanos. Lo triste es que otras plantas igual de fascinantes desaparecen todos los días para siempre debido a que precisamente el ser humano depreda el lugar en donde viven. Las posibilidades de encontrar una planta carnívora aún más grande disminuyen cada día.
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