El pez león es conocido desde la más remota antigüedad. Los egipcios, que lo descubrieron al explorar los profundos fondos rocosos del litoral del mar Rojo, le llamaron “demonio de fuego” por su encendido color, y también “dragón volador” porque se proyecta fuera del agua en pequeños saltos.
Este extraño pez anaranjado posee una aleta dorsal formada por radios venenosos, movibles en todos los sentidos, y tan afilados como una navaja de afeitar. Sus espinas pueden provocar parálisis más o menos prolongadas, pero siempre muy dolorosas. En cuanto a sus radios pectorales, movibles también, están bordeados por una curiosa franja que en su conjunto recuerda a las plumas de ave.
Por supuesto, los demás peces huyen del pez león como de la peste. Pero siempre hay otros peces distraídos o temerarios en su vagabundeo. Si uno de ellos se halla cerca, el pez león se lanza hacia él con sus espinas desplegadas en una especie de carga a la bayoneta y como si fuese un pequeño torpedero de 25 centímetros de longitud.
Este pez, que vive habitualmente en el mar Rojo, se desplaza en ocasiones por casi todo el océano Índico.
Este extraño pez anaranjado posee una aleta dorsal formada por radios venenosos, movibles en todos los sentidos, y tan afilados como una navaja de afeitar. Sus espinas pueden provocar parálisis más o menos prolongadas, pero siempre muy dolorosas. En cuanto a sus radios pectorales, movibles también, están bordeados por una curiosa franja que en su conjunto recuerda a las plumas de ave.
Por supuesto, los demás peces huyen del pez león como de la peste. Pero siempre hay otros peces distraídos o temerarios en su vagabundeo. Si uno de ellos se halla cerca, el pez león se lanza hacia él con sus espinas desplegadas en una especie de carga a la bayoneta y como si fuese un pequeño torpedero de 25 centímetros de longitud.
Este pez, que vive habitualmente en el mar Rojo, se desplaza en ocasiones por casi todo el océano Índico.
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